labrujaMar
He escrito de lo oscuro, ( Beatriz Gimeno)
He escrito de lo oscuro, de la desolación de la mirada
y del deseo, que se eleva inútil para morir vacío.
He escrito del miedo,
del dolor de una tarde que se pierde sin rumbo,
del cuerpo que se niega.
De todo esto he escrito, y más si me dejaran
cuando hubiera querido simplemente no escribir,
sino quizá vivir y ser amada
y encontrar en los cuerpos amados un refugio seguro
donde contar que el tiempo acaricia suavemente.
Y no querría escribir de nada más,
sino enroscarme en tus piernas,
descansar en tu vientre
y morir, puesto que hay que morir,
sabiendo que he vivido,
con un conocimientos exacto del gozo y del placer
-de la alegría-.
Y sin embargo escribo, a mi pesar, lo reconozco,
y seguiré escribiendo mientras viva
porque no tengo aliento más audaz ni más lejano,
ni tengo abierto otro canal hacia la vida.
Joven mujer bajo la lluvia,
de (Francisca Gata Amate)
Habrías bordado el alba con tus manos,
mantel más exquisito
en incurable rojo.
Tus manos tan extrañas como flores
para el altar del amante soldado
que murió del morir sin claudicar su lanza
ni su mula.
Habrías zurcido la eternidad a los hijos de entonces
y a sus hijos
y a sus hijas tan pálidas
y con tantos secretos. Y a sus noches de pánico
habrías lanzado la portentosa seda, escapada
de ti, de tu tronco de árbol que al vencerse
domina como amor y agrega vida.
Yo no entiendo al mirarte si de verdad
has cerrado la puerta y las ventanas,
si la llave al crepúsculo,
si cerradura del viento.
Si has torcido la esquina y has corrido el camino
y has bebido del cántaro
y la fuente
y sin mirar atrás te has descalzado.
Y sin sentir dolor pariste ausencia.
O si han volado los pájaros
por avisarle a todos que eres de nuevo
joven mujer bajo la lluvia.
Que recoges manzanas. Que los insectos repiten
tu nombre y tu apellido,
tu singular prodigio,
el férreo atrevimiento de calentar la pena.
O que el mar se ha llevado tu pelo a lo profundo
como un sueño de alga. O de diosa
invendible sin ansias de tristeza.
Regugio, (Sonia Aldama Muñoz)
Hay dos escaparates en cada esquina de una calle:
en uno, decenas de libros resignados
sobre el otro,yacen los cristales rotos
que tapan desordenadas hojas en blanco.
El ruido de la piedra que golpea la luna,
primero agrietada luego deshecha
en pedazos transparentes,
libera pero no salva a los hombres.
Sus gritos son ahora las palabras
que no se atrevieron a escribir.
Yo vengo, de ( Miriam R.Krüger)
Yo vengo del otro lado del mundo
donde al Sol lo llamamos Dios,
la Luna su Hermana
y la Tierra es la Madre.
Yo vengo de donde la vida
avanza al son de la Salsa ,
los problemas los cantamos al ritmo de Merengue
y la gente tiene fama de caliente.
Yo vengo de Selva Virgen ,
de Cordillera Blanca y Cordillera Negra ;
descendiente de un gran Imperio,
nacemos de piel bronceada
y con ritmo en el cuerpo.
Yo vengo de la tierra donde alguien
una vez creyó descubrir
sin embargo nosotros siempre estuvimos allí.
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